Monumental

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jueves, 28 de abril de 2016

EMPRESAS SIN VERGÜENZA Y PADRINOS SIN PUNDONOR. 29 de mayo de 1954

No tiene nombre lo que está sucediendo en esto del toro. Ya no basta con tener una afición desmedida y querer ser torero sobre todas las cosas. Ahora hay que buscarse un padrino que sea el que pague los gastos del futuro fenómeno.

Esto, que en principio a todo el mundo parecerá bien, no lo es si analizamos reposadamente el asunto. En la mayoría de los casos, estos aspirantes a toreros que recaban la ayuda del padrino y la consiguen, son precisamente los que reúnen las condiciones necesarias para no ser torero. Pero lo peor del caso no es precisamente el hecho de que encuentren la ayuda de un caballero que con su influencia y amistades, logre introducirlo en el mundillo taurino. No. Lo peor es que estos señores se dirigen a las empresas y hacen ofrecimiento de “su torero” en unas condiciones verdaderamente vergonzosas.

Mañana se celebrará en una conocida localidad, una novillada picada, y de los tres espadas actuantes, dos de ellos contribuyen con su aportación monetaria a la organización de la empresa. No queremos decir con ello que los muchachos no puedan ser toreros, pero sí que lo que han hecho en esta ocasión no ha sido nada más que perjudicarse a la larga. Porque, ¿qué se puede esperar de la moralidad de una empresa a la que no le interesa en absoluto el resultado artístico del cartel que ofrece al público? Nada bueno.  Porque no me dirán ustedes que, si no tienen escrúpulos para pedirles a unos principiantes varios miles de pesetas, tampoco lo tendrán a la hora de la elección de los toros. Y así mañana en dicha población preparan una corrida que no ofrece en el ganado ninguna garantía de éxito ya que, como me han dicho personalmente, se han preocupado de que pesen mucho para aminorar el coste de los novillos con el beneficio de la carne.

¿No habrá manera de acabar con estos mercaderes del toreo, que poco a poco van minando la Fiesta en Cataluña? Se debería hacer una investigación a la empresa y los espadas alternantes, para sancionar como corresponda a los que no han tenido en cuenta que el Sindicato tiene marcado un sueldo mínimo para los actuantes en novilladas con o sin picadores. Y no me vayan a decir que cobran, pues sé que han firmado unos recibos como que han recibido unas cantidades a cuenta. Hay que terminar, repito, con estos señores que minan la Fiesta.


Barcelona, 29 de mayo de 1954

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