Monumental

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domingo, 21 de enero de 2018

TARDE DE ALTERNATIVA: JOSE MARÍA CLAVEL 10 de julio de 1960

LUIS MIGUEL DOMINGUIN Y JAIME OSTOS EN LA ALTERNATIVA DE JOSE MARIA CLAVEL

Curro Fetén para "El Ruedo" 10-7-60

Con el cartel de “No hay billetes” y en medio de una gran ovación, hicieron el paseo las cuadrillas de Luis Miguel Dominguín, Jaime Ostos y José María Clavel que tomaba la alternativa. Para tal acontecimiento se tenían seis preciosos ejemplares de Samuel Hermanos, pero el día anterior se retiró uno de éstos y fue sustituido por otro de don Baltasar Ibán, que se corrió en cuarto lugar y dio motivo a fuerte protesta.

Los toros de Samuel Hermanos acusaron sosería, flojedad y falta de casta, llegando al último tercio muy aplomados y sin posible lucimiento.

En razón a su toma de alternativa y triunfo completo, va hoy por delante José María Clavel. El novel matador de toros tuvo que luchar de buenas a primeras, y en tarde de tanta responsabilidad y nervios, con la protesta airada del público porque el toro doblaba de remos. Con el gentío de mal humor y contra viento y marea, tomó José María Clavel la alternativa de manos de Luis Miguel Dominguín y en presencia de Jaime Ostos, en medio de una bronca de época. Pero ahí fue donde se creció el muchacho y donde ganó su primera tarde de matador de toros.

Con mimo exquisito, con temple y mando increíble en un neófito, Clavel realizó una torerísima faena de muleta, que poco a poco fue acallando a la multitud, que ya a mediados de ella, se le entregó por completo entre grandes olés, música y ovaciones. Toreó de forma admirable sobre ambas manos, componiendo una faena elegante y torera que levantó justificados entusiasmos y como además mató de forma irreprochable de una gran estocada, le fue otorgada la oreja de su enemigo y se le obligó a dar dos triunfales vueltas al ruedo.


Pero el triunfo grande vino en el sexto. Extraordinario banderillero, prendió al toro que cerró plaza dos colosales pares de banderillas que fueron acogidos con otras tantas ovaciones, las cuales se vieron incrementadas al prender con singular maestría un último par de dentro afuera y arrancado desde el estribo. Después, ya embalado en el éxito, una faena entre ovaciones y a los sones de la música. Faena honda, maciza, clásica, realizada toda ella sobre la mano de la verdad torera y al natural, con elegancia y sentido. Fue una verdadera lástima que el toro se le amorcillase, pues la estocada fue de las que entran pocas por docena. No obstante, se le otorgó otra oreja y dio dos vueltas al ruedo, para después, al ir a entrar en el coche, ser paseado en hombros.

Momento en que Luis Miguel cede el toro de
su doctorado a Jose María Clavel

Clavel toreando al natural al sexto.
LUIS MIGUEL es la pasión, el interés inusitado en todos los órdenes. Se le discute acaloradamente, se le da todo, se le niega todo. Por ello su figura de leyenda, su personalidad torera ejerce sobre las multitudes tal influencia que, o le hacen responsable de todo cuanto acontece en la fiesta, o se le atribuyen las mayores virtudes. Torero interesantísimo bajo todo concepto, como personaje y como figura portentosa del toreo. 

Sus lances de saludo al segundo de la tarde fueron un modelo de suavidad y temple, de facilidad y dominio, de maestría suma y la ovación, el premio justo al gran torero. Pero a la muleta le llegó el toro reservón y con mal estilo. Luis Miguel le probó por ambos pitones, le llevó y le trajo a su antojo en pases sobre la derecha y al natural, en los que, sin esfuerzo aparente, se iba imponiendo a su deslucido enemigo. Cobró media estocada francamente superior y se le ovacionó, aunque con ciertas reservas.

Un magnífico pase de pecho de Luis Miguel a su
primer toro. (Fotos: "El Ruedo")


Aparecer el cuarto toro en la arena y comenzar la bronca fue todo uno. El toro era de don Baltasar Ibán, y en principio no venía con la corrida, sino que fue impuesto por la autoridad como sustituto del de Samuel retirado.

Pero los protestantes y los aficionados en general habían leído por la mañana el contenido de ciertas cartas publicadas por la prensa y eso fue la mecha que prendió el fuego de la protesta. El toro, por otra parte sin lucimiento posible, nulo de acometividad y derrotando por ambos pitones, no tenía más lidia, posible que el decoroso aliño, lo que hizo Luis Miguel con aseo, para matar de tres  pinchazos y una contraria.

El valor de JAIME OSTOS, su casta y su entrega total e ilusionada, no se han visto hoy recompensadas. El de Écija ha construido en su primero una valerosa faena de muleta, pese a que el toro se quedaba muy corto, echaba la cara arriba y derrotaba un horror. Hubo de pinchar cuatro veces y descabellar. No obstante, se le aplaudió su valerosa porfía.

Al quinto de la tarde lo toreó Ostos bien con el capote y le hizo una faena en la que se pasó valiente a su bronco enemigo en unas series de naturales en los que el toro se llevaba en las puntas de los pitones los alamares de su vestido. El toro terminó gazapón y Ostos entrando con fe, pinchó para, acto seguido, lograr la estocada de la tarde, entrando muy en corto y por derecho. Hubo petición de oreja y vuelta triunfal con devolución de prendas de vestir.

G. DE CORDOBA