EL REDONDEL
Revista taurina semanal retransmitida por las antenas de
“RADIO HOSPITALET”, según guion de nuestro crítico taurino CURRO FETEN.
Hoy, con la plaza enlutada
de negros crespones, con dolorosas guirnaldas hechas de lágrimas y suspiros,
antes de abrir nuestras puertas del Redondel, en el que lucirán sus habilidades
los colaboradores extraordinarios de esta revista, rogamos un recuerdo por el
alma del hombre bueno, caballeroso y honesto que en vida se llamó Manuel
Rodríguez Sánchez, a la par que pedimos a los aficionados que en esta época de
confusión, de exaltado partidismo, piensen un poco y recuerden que Manuel
Rodríguez “Manolete” fue la figura más honrada y más sólida del toreo. Él trajo
a las plazas un alto sentido del valor, de la honradez profesional y de esa
quietud, ese temple y ese ajuste que tanto hemos admirado.
En nuestro número de hoy con
la colaboración extraordinaria del maestro de la crítica taurina, José Silva
Aramburu, “Pepe Alegrías, D. José Riba Ledo, Presidente del Club Taurino Sol y
Sombra, periodista sin tacha y ameno conferenciante y una interpretación
flamenca por el califa del cante andaluz SALVADOR DÍAZ.
Actuando de sobresaliente
en quites nuestro cronista taurino CURRO FETEN.
Control:
ráfaga
EVOCACION Y ENSEÑANZA DE
MANOLETE TORERO.
Por José Silva Aramburu “Pepe Alegrías”
Nos piden “Radio Hospitalet”,
de tan grato origen y personalidad y “Curro Fetén”, su cronista taurino, alevín
de excelente crítico y de magnífico aficionado, unas cuartillas de
circunstancias sobre el tema “Manolete, torero”, al objeto de incluirlas en un
programa extraordinario dedicado a conmemorar el octavo aniversario de la
muerte del lidiador cordobés.
Ya es mucho que, a los ocho
años de su desaparición, aun se continúe sintiendo la nostalgia de su figura y
lo que todavía resulta más extraño, de su arte. Porque lo corriente en el doble
ámbito de los ruedos y de la escena, es que la muerte se lleve consigo todo lo
que de físico y material tienen ambos. La representación de la comedia en las
tablas y de la tragedia sobre el albero teñido de sangre y sol - Aquí no se
ensaya!! que le dijo a don Antonio Vico el famoso “Lagartijo”- tienen, si son
buenas, un acento tan personal que a modo de perfume, se evapora cuando el
causante cesa.
¿No queda, pues, de ellos nada? cabría
preguntar un poco desconsoladamente. SI. Queda ese rastro sutil, impalpable
pero visible como la estela de un barco, que se denomina la influencia. Eco de
la voz del artista, reflejo del estilo del torero. En muchas ocasiones,
semillas de tradición. En algunas, fundación de escuela. Y ay! del que pasó a
la luz de las candilejas o al contraluz de las plazas sin dejar escrito su
nombre en la atmósfera cargada de una sala o en el aire limpio, puro y diáfano
de un coso.
Manolete lo dejó y lo dejó
con caracteres indelebles, firmes, auténticos como era autentica, firme e
indeleble su traza magistral. Por eso perdura. Por eso, a los ocho años de su
muerte, podemos todavía escribir un libro acerca de él. Esto se llama
influencia en un mañana, forzoso continuar del presente. Solo que en este caso,
el mañana es hoy y el hoy fue el 28 de agosto de 1947.
Para nosotros, esta
pervivencia es lo que más caracteriza a un torero. Ser mimado de los públicos
cuando se halla vigente en plenitud física, su manera de hacer y de burlar a
los toros, es relativamente fácil. Y extraordinariamente difícil, por el
contrario el que, como un culto, se venere su memoria, creyéndola ver reflejada
en los aciertos esporádicos de quienes le sucedieron en ese juego de oros y
espadas que es la torería. Porque esa es la verdad, amigos oyentes, llevamos
ocho años buscando, sin hallarlo, el retrato en el espejo.
Cuando nos hablan de un chaval
que se ha dado a conocer en las angustias de una capea o en el regalo de un
tentadero, para ponderarnos su “clase” nos dicen: “Es un calco de Manolo”. Y
cuando en la tarde amarilla y roja o en el crepúsculo malva el cabrilleo de un
capote o el rasgo genial de una muleta trazan la serenidad de AQUELLA verónica
o del pase natural AQUEL, todos nos levantaremos alborozados al grito unánime “MANOLETE”!
No es la mera imitación preconcebida,
no, que esto valdría poco. Y según frase genial, tan sólo nuestros defectos es
lo que captan nuestros imitadores. Es el atisbo intuitivo, nacido a veces de
una similitud física, de una coincidencia de ejecución, quien sabe en ese reino
inmaterial de las almas, si el soplo etéreo, momentáneo y fugaz del espíritu de
Manuel Rodríguez, que revolotea sobre el poso de ilusiones y de dolor que son
las plazas de toros.
Algún torero ha habido, no
hace falta nombrarlo, que ha vivido en triunfo y hoy descansa en fortuna,
porque se parecía a Manolete, porque llevaba dentro a Manolete, tan dentro que
acabó mezclando su sangre con la de él. Y otros que han hecho concebir
esperanzas de carrera brillante porque se parecían a él. De córdoba, uno, “Chiquilín”.
De Murcia otro, “Cascales”. Y muchos más que andan por ahí y que irán surgiendo
sobre el país de abanico de los ruedos para deslumbrarnos un instante con el
relámpago de la evocación.
No una escuela, que se
podría viciar. No la semilla de una tradición que podría secarse. No un estilo,
que podría perderse. Algo más legó a la fiesta en cuyo holocausto dio su vida
aquel gran torero cordobés. Alma, hálito inmortal, raíz enterrada en el corazón
de quienes le admiraban y que florece continuamente en la lágrima de un recuerdo,
la rosa de una esperanza y el suspiro de una nostalgia. Alma torera que como
arte vivo, sin ficción ni engaño, animaba su toreo y que volverá un día, sabe
dios cuando, a animar otro cuerpo mortal que como el suyo, gozará de la
popularidad, de la gloria, de la riqueza y es posible, que hasta de ese
homenaje postrero de ser escogido para la Inmortalidad que busca sus victimas
entre los mejores y mas perfectos. En una palabra, señores, MANOLETE TORERO nos
dejó lo mejor que puede dejar un hombre:
su buen ejemplo para que quien pueda, lo siga y quien no, lo admire.
José Silva Aramburu “Pepe Alegrías”
MANOLETE Y LA COPLA POPULAR.
El diestro de Córdoba
sirvió de inspiración a los cantaores flamencos para ensalzar con su voz y su
sentimiento la figura personalísima del Califa. Cantares, que como todo lo del
pueblo, llega al alma, porque de ella salen. Y en la voz de uno de esos
cantaores de estilo recio, puro, que ponen en sus labios trémulos de emoción,
el sentimiento de la copla, oigan ustedes unas serranas.
Canta para ustedes,
acompañado a la guitarra por Rafael Fernández, SALVADOR DÍAZ. “Llanto a
Manolete”
(Control: ráfaga corta para
fundir con la guitarra)…
MANUEL RODRÍGUEZ SÁNCHEZ,
CORDOBES CON SOLERA.
Hemos sido requeridos por
nuestro buen amigo “Curro Fetén” para pergeñar unas líneas en memoria de
“Manolete” en este octavo aniversario de su infausta muerte. Pero estas líneas
no han de servir para ensalzar al “Manolete” torero, sino a Manuel Rodríguez
Sánchez, un cordobés de solera. Y nos vemos en un compromiso, porque si difícil
es ensalzar la figura del mejor de los diestros habidos y por haber, más
difícil todavía es hacerlo como un particular cualquiera.
Magro, su figura aún de
paisano, olía a torero desde muchas leguas. Serio, con esa seriedad recia que
Córdoba da a sus hijos. Sus palabras, precisas y justas, tenían más valor que
un contrato. Y esa seriedad, con el trato desaparecía, para dejar paso a una
campechanía que, si estaba avalada por una de sus raras sonrisas, cautivaba a
su interlocutor.
En su vida, desde que
empezó a torear, sólo tuvo un anhelo, triunfar para poder ofrecer a su madre
cuanto ella se merecía. Porque la madre de uno es algo tan serio, algo tan
nuestro que siempre creemos que ella es la mejor madre del mundo. Y lo logró. Y
cuando otros con menos gloria y menos dinero que él se han retirado de los
toros, Manuel Rodríguez Sánchez, consciente de su misión en la fiesta y de su
responsabilidad en ella, siguió en la brecha, dándolo todo artísticamente,
todas las tardes y ante todos los públicos. Eso lo sabía todo el mundo. Lo que
nunca supo la gente fue que Manolo, pródigo en limosnas y favores, jamás aireó
sus obras. Como buen cordobés, siempre siguió la norma de “no dejar que su mano
derecha supiera lo que hacía la izquierda”. Y sus limosnas y sus favores
pasaron desapercibidos para todo el mundo, porque él se cuidaba de que nadie
llegara a enterarse. A su muerte, los favorecidos se cuidaron de dar a conocer
sus bondades y así se supo que “Manolete”, al que se tenía por demasiado
“agarrado” no lo fue jamás. No podía serlo quien como él, pasa necesidades en
la vida, cuando llega a la cima de la fama y de la gloria, no puede ser
mezquino en lo que al dinero se refiere. Y Manolo no lo fue.
La recia personalidad de
Manolete como torero no tiene parangón con la personalidad de Manuel Rodríguez
Sánchez como hombre. Y al hablar del hombre no se puede prescindir del artista,
porque ambas personalidades, en este caso, iban ligadas por vínculos
indestructibles. Por eso le lloran los aficionados de todo el mundo, los
favorecidos por sus dádivas, sus familiares y sus amigos. Y mientras exista uno
de éstos, estamos seguros de que al llegar esta fecha se elevara siempre un
recuerdo por el alma de Manuel Rodríguez Sánchez. Y mientras el mundo exista,
los aficionados taurinos sabrán que existió un torero que se llamó “Manolete”.
Porque la Fiesta, nuestra
Fiesta, es inmortal y como ella, la fama de “Manolete” trascenderá año tras año
y las promociones venideras de aficionados leerán la historia del diestro
cordobés, historia que aún no se ha escrito.
No sabemos si hemos
interpretado el deseo de nuestro amigo Curro Fetén, pues en nuestra modestia,
era difícil desarrollar un tema tan difícil como es el de definir la figura de
Manolete ni de Manuel Rodríguez, cordobés con solera.
Y en este aniversario de su
infausta muerte, nos unimos a todos los aficionados por la figura de quien su
recuerdo asoma todas las tardes, en todas las plazas del mundo..
Por José Riba Ledo.
POR QUÉ ERA CORTO SU TOREO.
Ahora que se habla tanto y
a veces mal de Manolete, discutiendo o mejor dicho, asegurando que era un
torero muy corto, viene como anillo al dedo la explicación que sobre su toreo
hizo el propio maestro en el prólogo del libro de Manuel Quiroga Abarca,
titulado “Biografía incompleta: Manolete, el hombre y el torero”.
Dice así:
“
En el toreo se deben practicar únicamente los pases que se consideren perfectos.
Yo, personalmente, prefiero aquellos que requieren la inmovilidad del torero.
Aunque he practicado lances de capa de muy variado repertorio, los he ido
eliminando poco a poco para conseguir perfeccionar los fundamentales, en los
que el torero no ayuda al pase, movilizándose al compás del toro y esquivándole
con el cuerpo. Por eso son mis preferidos la verónica y el remate de la media,
que constituyen la base y solera del toreo de capa. Me parece lo más bello, difícil
y expuesto dentro de esta fase de la lidia. Con la muleta baso mis faenas en el
natural con la izquierda. Este es el pase esencial del toreo. El que reúne los
más grandes valores artísticos y emotivos de la lidia. El torero que lo
practica con éxito no puede desconocer cualquier otro, del orden que fuere. Y
con el estoque procuro no apartarme de los cánones clásicos y el refrendo de
los públicos han dado en mil ocasiones valor y realidad a mi modo de herir a
las reses.”
Y si haciendo eso, que lo
hacía, aún hay quien dice que Manolete no toreaba, queremos ver
si alguno de los de hoy, no torea como no toreaba Manolete…
CONTROL: Ráfaga que funde…
Han escuchado ustedes “EL
REDONDEL” extraordinario dedicado a “MANOLETE” en el octavo aniversario de su
muerte.
Deseando que el programa
haya sido de su agrado, nos despedimos de ustedes hasta el próximo lunes. Hasta
entonces, muy buenas noches!!
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