Monumental

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domingo, 28 de agosto de 2016

EXTRAORDINARIO DEDICADO A LA MEMORIA DE MANOLETE. "El Redondel" Radio Hospitalet 1955

EL REDONDEL

Revista taurina semanal retransmitida por las antenas de “RADIO HOSPITALET”, según guion de nuestro crítico taurino CURRO FETEN.

Hoy, con la plaza enlutada de negros crespones, con dolorosas guirnaldas hechas de lágrimas y suspiros, antes de abrir nuestras puertas del Redondel, en el que lucirán sus habilidades los colaboradores extraordinarios de esta revista, rogamos un recuerdo por el alma del hombre bueno, caballeroso y honesto que en vida se llamó Manuel Rodríguez Sánchez, a la par que pedimos a los aficionados que en esta época de confusión, de exaltado partidismo, piensen un poco y recuerden que Manuel Rodríguez “Manolete” fue la figura más honrada y más sólida del toreo. Él trajo a las plazas un alto sentido del valor, de la honradez profesional y de esa quietud, ese temple y ese ajuste que tanto hemos admirado.

En nuestro número de hoy con la colaboración extraordinaria del maestro de la crítica taurina, José Silva Aramburu, “Pepe Alegrías, D. José Riba Ledo, Presidente del Club Taurino Sol y Sombra, periodista sin tacha y ameno conferenciante y una interpretación flamenca por el califa del cante andaluz SALVADOR DÍAZ.

Actuando de sobresaliente en quites nuestro cronista taurino CURRO FETEN.

Control: ráfaga

EVOCACION Y ENSEÑANZA DE MANOLETE TORERO.

Por José Silva Aramburu “Pepe Alegrías

Nos piden “Radio Hospitalet”, de tan grato origen y personalidad y “Curro Fetén”, su cronista taurino, alevín de excelente crítico y de magnífico aficionado, unas cuartillas de circunstancias sobre el tema “Manolete, torero”, al objeto de incluirlas en un programa extraordinario dedicado a conmemorar el octavo aniversario de la muerte del lidiador cordobés.

Ya es mucho que, a los ocho años de su desaparición, aun se continúe sintiendo la nostalgia de su figura y lo que todavía resulta más extraño, de su arte. Porque lo corriente en el doble ámbito de los ruedos y de la escena, es que la muerte se lleve consigo todo lo que de físico y material tienen ambos. La representación de la comedia en las tablas y de la tragedia sobre el albero teñido de sangre y sol - Aquí no se ensaya!! que le dijo a don Antonio Vico el famoso “Lagartijo”- tienen, si son buenas, un acento tan personal que a modo de perfume, se evapora cuando el causante cesa.

 ¿No queda, pues, de ellos nada? cabría preguntar un poco desconsoladamente. SI. Queda ese rastro sutil, impalpable pero visible como la estela de un barco, que se denomina la influencia. Eco de la voz del artista, reflejo del estilo del torero. En muchas ocasiones, semillas de tradición. En algunas, fundación de escuela. Y ay! del que pasó a la luz de las candilejas o al contraluz de las plazas sin dejar escrito su nombre en la atmósfera cargada de una sala o en el aire limpio, puro y diáfano de un coso.

Manolete lo dejó y lo dejó con caracteres indelebles, firmes, auténticos como era autentica, firme e indeleble su traza magistral. Por eso perdura. Por eso, a los ocho años de su muerte, podemos todavía escribir un libro acerca de él. Esto se llama influencia en un mañana, forzoso continuar del presente. Solo que en este caso, el mañana es hoy y el hoy fue el 28 de agosto de 1947.

Para nosotros, esta pervivencia es lo que más caracteriza a un torero. Ser mimado de los públicos cuando se halla vigente en plenitud física, su manera de hacer y de burlar a los toros, es relativamente fácil. Y extraordinariamente difícil, por el contrario el que, como un culto, se venere su memoria, creyéndola ver reflejada en los aciertos esporádicos de quienes le sucedieron en ese juego de oros y espadas que es la torería. Porque esa es la verdad, amigos oyentes, llevamos ocho años buscando, sin hallarlo, el retrato en el espejo.

Cuando nos hablan de un chaval que se ha dado a conocer en las angustias de una capea o en el regalo de un tentadero, para ponderarnos su “clase” nos dicen: “Es un calco de Manolo”. Y cuando en la tarde amarilla y roja o en el crepúsculo malva el cabrilleo de un capote o el rasgo genial de una muleta trazan la serenidad de AQUELLA verónica o del pase natural AQUEL, todos nos levantaremos alborozados al grito unánime “MANOLETE”!

No es la mera imitación preconcebida, no, que esto valdría poco. Y según frase genial, tan sólo nuestros defectos es lo que captan nuestros imitadores. Es el atisbo intuitivo, nacido a veces de una similitud física, de una coincidencia de ejecución, quien sabe en ese reino inmaterial de las almas, si el soplo etéreo, momentáneo y fugaz del espíritu de Manuel Rodríguez, que revolotea sobre el poso de ilusiones y de dolor que son las plazas de toros.

Algún torero ha habido, no hace falta nombrarlo, que ha vivido en triunfo y hoy descansa en fortuna, porque se parecía a Manolete, porque llevaba dentro a Manolete, tan dentro que acabó mezclando su sangre con la de él. Y otros que han hecho concebir esperanzas de carrera brillante porque se parecían a él. De córdoba, uno, “Chiquilín”. De Murcia otro, “Cascales”. Y muchos más que andan por ahí y que irán surgiendo sobre el país de abanico de los ruedos para deslumbrarnos un instante con el relámpago de la evocación.

No una escuela, que se podría viciar. No la semilla de una tradición que podría secarse. No un estilo, que podría perderse. Algo más legó a la fiesta en cuyo holocausto dio su vida aquel gran torero cordobés. Alma, hálito inmortal, raíz enterrada en el corazón de quienes le admiraban y que florece continuamente en la lágrima de un recuerdo, la rosa de una esperanza y el suspiro de una nostalgia. Alma torera que como arte vivo, sin ficción ni engaño, animaba su toreo y que volverá un día, sabe dios cuando, a animar otro cuerpo mortal que como el suyo, gozará de la popularidad, de la gloria, de la riqueza y es posible, que hasta de ese homenaje postrero de ser escogido para la Inmortalidad que busca sus victimas entre los mejores y mas perfectos. En una palabra, señores, MANOLETE TORERO nos dejó lo mejor que  puede dejar un hombre: su buen ejemplo para que quien pueda, lo siga y quien no, lo admire.
                  José Silva Aramburu “Pepe Alegrías”


MANOLETE Y LA COPLA POPULAR.

El diestro de Córdoba sirvió de inspiración a los cantaores flamencos para ensalzar con su voz y su sentimiento la figura personalísima del Califa. Cantares, que como todo lo del pueblo, llega al alma, porque de ella salen. Y en la voz de uno de esos cantaores de estilo recio, puro, que ponen en sus labios trémulos de emoción, el sentimiento de la copla, oigan ustedes unas serranas.

Canta para ustedes, acompañado a la guitarra por Rafael Fernández, SALVADOR DÍAZ. “Llanto a Manolete”

(Control: ráfaga corta para fundir con la guitarra)…

MANUEL RODRÍGUEZ SÁNCHEZ, CORDOBES CON SOLERA.

Hemos sido requeridos por nuestro buen amigo “Curro Fetén” para pergeñar unas líneas en memoria de “Manolete” en este octavo aniversario de su infausta muerte. Pero estas líneas no han de servir para ensalzar al “Manolete” torero, sino a Manuel Rodríguez Sánchez, un cordobés de solera. Y nos vemos en un compromiso, porque si difícil es ensalzar la figura del mejor de los diestros habidos y por haber, más difícil todavía es hacerlo como un particular cualquiera.

Magro, su figura aún de paisano, olía a torero desde muchas leguas. Serio, con esa seriedad recia que Córdoba da a sus hijos. Sus palabras, precisas y justas, tenían más valor que un contrato. Y esa seriedad, con el trato desaparecía, para dejar paso a una campechanía que, si estaba avalada por una de sus raras sonrisas, cautivaba a su interlocutor.

En su vida, desde que empezó a torear, sólo tuvo un anhelo, triunfar para poder ofrecer a su madre cuanto ella se merecía. Porque la madre de uno es algo tan serio, algo tan nuestro que siempre creemos que ella es la mejor madre del mundo. Y lo logró. Y cuando otros con menos gloria y menos dinero que él se han retirado de los toros, Manuel Rodríguez Sánchez, consciente de su misión en la fiesta y de su responsabilidad en ella, siguió en la brecha, dándolo todo artísticamente, todas las tardes y ante todos los públicos. Eso lo sabía todo el mundo. Lo que nunca supo la gente fue que Manolo, pródigo en limosnas y favores, jamás aireó sus obras. Como buen cordobés, siempre siguió la norma de “no dejar que su mano derecha supiera lo que hacía la izquierda”. Y sus limosnas y sus favores pasaron desapercibidos para todo el mundo, porque él se cuidaba de que nadie llegara a enterarse. A su muerte, los favorecidos se cuidaron de dar a conocer sus bondades y así se supo que “Manolete”, al que se tenía por demasiado “agarrado” no lo fue jamás. No podía serlo quien como él, pasa necesidades en la vida, cuando llega a la cima de la fama y de la gloria, no puede ser mezquino en lo que al dinero se refiere. Y Manolo no lo fue.

La recia personalidad de Manolete como torero no tiene parangón con la personalidad de Manuel Rodríguez Sánchez como hombre. Y al hablar del hombre no se puede prescindir del artista, porque ambas personalidades, en este caso, iban ligadas por vínculos indestructibles. Por eso le lloran los aficionados de todo el mundo, los favorecidos por sus dádivas, sus familiares y sus amigos. Y mientras exista uno de éstos, estamos seguros de que al llegar esta fecha se elevara siempre un recuerdo por el alma de Manuel Rodríguez Sánchez. Y mientras el mundo exista, los aficionados taurinos sabrán que existió un torero que se llamó “Manolete”.

Porque la Fiesta, nuestra Fiesta, es inmortal y como ella, la fama de “Manolete” trascenderá año tras año y las promociones venideras de aficionados leerán la historia del diestro cordobés, historia que aún no se ha escrito.

No sabemos si hemos interpretado el deseo de nuestro amigo Curro Fetén, pues en nuestra modestia, era difícil desarrollar un tema tan difícil como es el de definir la figura de Manolete ni de Manuel Rodríguez, cordobés con solera.

Y en este aniversario de su infausta muerte, nos unimos a todos los aficionados por la figura de quien su recuerdo asoma todas las tardes, en todas las plazas del mundo..

Por José Riba Ledo.

POR QUÉ ERA CORTO SU TOREO.

Ahora que se habla tanto y a veces mal de Manolete, discutiendo o mejor dicho, asegurando que era un torero muy corto, viene como anillo al dedo la explicación que sobre su toreo hizo el propio maestro en el prólogo del libro de Manuel Quiroga Abarca, titulado “Biografía incompleta: Manolete, el hombre y el torero”.

Dice así:

“ En el toreo se deben practicar únicamente los pases que se consideren perfectos. Yo, personalmente, prefiero aquellos que requieren la inmovilidad del torero. Aunque he practicado lances de capa de muy variado repertorio, los he ido eliminando poco a poco para conseguir perfeccionar los fundamentales, en los que el torero no ayuda al pase, movilizándose al compás del toro y esquivándole con el cuerpo. Por eso son mis preferidos la verónica y el remate de la media, que constituyen la base y solera del toreo de capa. Me parece lo más bello, difícil y expuesto dentro de esta fase de la lidia. Con la muleta baso mis faenas en el natural con la izquierda. Este es el pase esencial del toreo. El que reúne los más grandes valores artísticos y emotivos de la lidia. El torero que lo practica con éxito no puede desconocer cualquier otro, del orden que fuere. Y con el estoque procuro no apartarme de los cánones clásicos y el refrendo de los públicos han dado en mil ocasiones valor y realidad a mi modo de herir a las reses.”

Y si haciendo eso, que lo hacía, aún hay quien dice que Manolete no toreaba, queremos ver si alguno de los de hoy, no torea como no toreaba Manolete…

Curro Fetén.


“Manolete”,  en su imagen más mítica:
 Bogotá 1946.

CONTROL: Ráfaga que funde…

Han escuchado ustedes “EL REDONDEL” extraordinario dedicado a “MANOLETE” en el octavo aniversario de su muerte.

Deseando que el programa haya sido de su agrado, nos despedimos de ustedes hasta el próximo lunes. Hasta entonces, muy buenas noches!!





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