Monumental

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domingo, 14 de febrero de 2016

"El Informador Taurino y Teatral". Num. 42. 30 de agosto de 1952

“Desde la Ciudad Condal “ por Curro Fetén




LA MALA CASTA. 
PROMETEDOR DEBUT DE MANOLO CANO. Jueves 21-8-52

Casta, pero de la mala, han acusado los seis novillos de Juan Belmonte. Seis ejemplares que hubieran llevado de cabeza a su dueño en los primeros años de su carrera taurina. Pegajosos y con media arrancada, punteando, con nervio y revolviéndose como demonios. Bueno, seis “regalos”. En algunos momentos han tenido cosas de moruchos. A mi juicio, solo ha habido dos novillos buenos.

Dámaso Gómez ha dado esta tarde la nota de torero valiente. Ha peleado bravamente con sus dos enemigos, pues eso era solamente lo que se podía hacer, pelear. No obstante haber cargado con el peor lote, Dámaso ha estado muy bien. Con el capote ha toreado por verónicas muy apretadas aguantando las tarascadas y coladas de sus enemigos. Hay que hacer constar en su haber una magnífica larga a su segundo enemigo que fue largamente ovacionada. Con la muleta ha realizado una faena de aliño a su primero y otra buena faena por naturales, derechazos y de pecho a los acordes de la música a su segundo. En su primero, al que había banderilleado aceptablemente, escuchó palmas y en su segundo, dio la vuelta al ruedo con petición de oreja. Empleó media estocada y varios descabellos para finiquitar al que abrió plaza y de media y descabello al cuarto de la tarde.

Antonio Durán ha toreado con muy buen estilo a sus dos toros, lo mismo con el capote que con la muleta. A su primero lo ha toreado muy bien con una y otra mano, pero la mala suerte con la espada le ha privado de un mayor éxito. Como quiera que la faena cobró categoría, escuchó música y olés del respetable, viéndose obligado a dar la vuelta al ruedo. También a su segundo le ha sacado muletazos estimables, pero por mor de la espada, la cosa no fue redondeada.

    El debutante Manolo Cano ha dado sensación de ser un torero consciente y enterado. A su primero lo ha toreado magistralmente a la verónica, por lo que ha sido aclamado. Pero en donde ha dado la nota aguda ha sido en la completísima faena que ha realizado al tercero de la tarde. A los sones de la música y entre los olés del respetable, Cano ha toreado de manera sublime con la muleta en la mano de la verdad. En esta época de grandes muleteros, decir que Manolo Cano no tiene que envidiar a nadie, es el mayor elogio que de él puedo hacer. Cano, asistido de un valor consciente, sabe cuándo puede y debe prodigar el toreo hoy en boga y cuándo debe lidiar los toros.  Así le hemos visto dos faenas de corte diametralmente opuestas. La del tercero ha estado repleta del mas puro y florido toreo que pueda manar del venero creador de un genio torero. Sus naturales, derechazos, pases de pecho, molinetes, afarolados, trincherazos y tantos y tantos otros, han fluido elegantemente de la mágica muleta de manolo Cano. Por la mala suerte con la espada pierde las dos orejas, pues pinchó dos veces y descabelló a la primera. El público le obliga a dar dos vueltas al ruedo. Sus dobladas al sexto han levantado comentarios admirativos y todo lo que ha logrado Cano esta tarde ha contado con el aplauso del público. Puso fin a la corrida con una media estocada superior, prologada de un buen pinchazo. Fue despedido con una ovación.




LA CORRIDA DEL DOMINGO 24-8-52

    El extraordinario torero de Barajas, Rafael Llorente, modestamente salía a la plaza dispuesto a hacer su toreo, puro y bravo entre los bravos. Toreo sin trampa ni cartón. Un Rafael Llorente que luchando solo, contra todo y contra todos, sale una y otra tarde (pocas, desgraciadamente) a exponer su clase torera. Con el beneplácito de Tirios y Troyanos, expone su toreo con el mas variado surtido que darse pueda y así le vemos ir mostrando la largura y belleza de su pase natural, que en la tienda de Llorente no se vende por metros, sino por piezas enteras, porque así de grande y así de largo es ese muletazo del pequeño gran torero. Torea al por mayor en el sentido de la longitud de sus pases. Cómo adelanta la muleta para, de esa manera, prender al toro y llevarlo suavemente embebido en ella. Una y otra vez tira y vuelve a tirar de él entre un maremágnum de música, ovaciones y olés con que el respetable premia la labor majestuosa del gran torero. Sus muletazos por la derecha también los despacha por piezas y sus adornos no son retales de vistosos coloridos, son la rúbrica señera de este señor del bien tejer el toreo. Le concedieron la oreja de su segundo enemigo, previa una buena estocada prologada por dos pinchazos superiores. Dio dos vueltas al ruedo entre aclamaciones y lo que es mas difícil, que esto lo hizo ante un toro manso, de esos que les vienen holgados a muchos figurones del toreo. En su primero, realizó asimismo una buena labor que no pudo alcanzar el deseado rendimiento dada la mansedumbre del animal.

    Al “Choni” cupo en suerte el único toro boyante de la corrida de mansos enviada por Concha y Sierra, pues los demás no merecieron el honor de ser lidiados como toros bravos y con éste realizó una faena muy compuesta y torera metido materialmente entre los pitones en la que destacaron varias series de derechazos. Por haber pinchado tres veces y descabellado a la primera, la cosa no fue a mayores. En su segundo enemigo, manso como sus hermanos, cumplió decorosamente.

    Pablo Lozano, el tercer espada de la terna, anduvo un tanto difuminado, si bien hay que hacer constar que, al igual que a sus compañeros, sus dos toros no se prestaron al lucimiento. Algún muletazo suelto, pero poco más se pudo hacer dada la desesperante mansedumbre de los de Concha y Sierra. 



Fotos: Semanario "El Ruedo" Num: 427

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