TRIUNFO DE
ENRIQUE MOLINA EN LA NOCTURNA DE LAS ARENAS
Barcelona, 23 de agosto de
1958
Una gran entrada la que registró este sábado el
simpático y alegre coso de Las Arenas para presenciar una novillada, en la que
actuaban Enrique Molina, “El Tano” y Fernando Zabalza, los cuales eran los
encargados de matar una novillada, grande y cornalona, de los herederos del
señor conde de Ruiseñada, que fueron mansurrones en general para los montados y
no dejaron ver su verdadero estilo por decididos que estuvieran los espadas.
El corrido en sexto lugar era un verdadero pájaro con mucho peligro.
Un triunfo resonante, definitivo, ha
sido el alcanzado por Enrique Molina. En sus dos toros (toros por su edad y
cuajo) ha estado torero, dominador y artista. Sus lances a la verónica, adelantando la pierna contraria en
el momento del embroque, su toreo por bajo, con la derecha y al natural ha revestido
una belleza tal que no dudamos en clamar a los cuatro vientos que nos
encontramos, a poco que la suerte le acompañe, ante una auténtica figura del
toreo. Escuchó música en sus dos trasteos muleteriles, cortó una oreja en su
primero y perdió las dos del cuarto por no tener suerte con el descabello.
El Tano cortó una oreja y
Zabalza vuelta en su primero y silencio en el que cerraba plaza.
G. DE CORDOBA
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Enrique Molina en una imagen de Valls para El Ruedo 1958 |
Molina repetiría cartel el jueves 28 de
agosto con novillos de don Alejandro y don Victoriano Tabernero de Paz dieron
regular juego y ofrecieron serias dificultades para los de a pie que se vieron
aumentadas por el fuerte viento reinante.
Enrique toreó de salida a su
primero de manera primorosa, cargando la suerte. Los cinco doblones rodilla en
tierra que dieron principio a su faena muleteril arrancaron los primeros oles y
la primera gran ovación. Vinieron después unos trincherazos garbosos y toreros,
que fueron rubricados con un gran pase de pecho. Molestado por el viento toreó al
natural y con la derecha. Mató de un pinchazo hondo bien puesto y hubo petición
de oreja y vuelta al ruedo. El cuarto era un novillo corretón y manso que hizo
toda la lidia huyendo y barbeando en tablas. Ante la imposibilidad de lucimiento,
lo despachó de dos medias estocadas, siendo nuevamente ovacionado.
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Enrique Molina doblándose con su primero |
Nota del Blog:
ENRIQUE MOLINA pertenecía a ese grupo de novilleros que en los años 50 reunían cualidades más que sobradas para ser toreros y a los que el aficionado de Barcelona tenía ganas de ver. Toreros muy compuestos y prometedores como Ángel Luis Mellado, Carlos Vidal, El Greco, Sánchez Saco, Ramón Arasa Fuentes, “Chiquilín”, “Agustinillo”, Marcos de Celis, Joselito Clavel, Manuel de la Haba Vargas, , Juan de los Ríos, Manolo Granero, la escuela en pleno de “Pedrucho”… que andaban por aquel entonces reclamando la atención de Balañá y que junto a “Chamaco”, Bernadó, El Turia, Mariscal, Bravo y otros contribuyeron a despertar la fiebre taurina que había en Barcelona y que no existió en ninguna otra parte de España.
CURRO FETÉN.
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