Lo que ha ocurrido esta
temporada ha sido un caso insólito en la historia del toreo: un torero de fuera
de España se ha hecho el amo en todos los ruedos. No había un trofeo que el
pundonoroso diestro venezolano César Girón no hiciera suyo.
La cosa al primer golpe de
vista no tiene la menor importancia, pero si examinamos la situación en que se
encuentra el mundillo taurino, lo sucedido es consecuencia lógica y natural del
fruto de los manejos de entre bastidores por parte de unos taurinos sin
escrúpulos a los que no les importa para nada la afición. Por ello, mirando
solamente su lucro personal, han sacrificado el verdadero espíritu de la fiesta
con tal de enriquecer sus insaciables bolsas.
Y así ha sido cómo al
amparo de estos mangoneantes del toreo, han surgido figuras que mediante una
propaganda eficaz, han acaparado la atención de las gentes desorientadas por un
cúmulo de pillerías de todos los estilos. Y han fabricado figuras que, como
todo lo que huele a fábrica, carecen de personalidad propia para caer en el
adocenamiento.
Viendo a uno de esos
“fenómenos” se puede decir que se han visto todos. Y es que estos muchachos
salen a las plazas como verdaderos autómatas, influenciados por el estilo de
sus mentores que por todos los medios tratan de hacer que sus toreros estén
dentro de las normas de moda.
Estos toreros, en realidad
no tienen culpa de nada, porque nada pueden, pero hay otros, figuras
consagradas, que no tienen perdón. Se colocaron la temporada pasada en una
postura cómoda, esa de “toreo cuándo y cómo me da la gana”, sin que en un solo
instante busquen la pelea continua, la competencia en suma con el arrollador
matador de toros caraqueño, para el que ha sido la actual temporada como un
camino de rosas.
No ha habido nadie capaz,
por falta de afición y casta, las dos cosas que le sobran a él, de darle la
batalla. Y cuando alguien lo ha intentado, justo es reconocerlo, el venezolano
se ha llevado el gato al agua.
Curro Fetén en una imagen de archivo junto a César Girón el año de su alternativa en Barcelona. 1952 |
José María Martorell,
entorpecido por los manejos de las casas toreras, no se había decidido a dar la
batalla hasta última hora. Y va a Méjico y hace que los mejicanos, en su propio
ambiente, se aten los machos fuerte. Tres corridas y tres éxitos de clamor. Ya está
aquí nuestro gallo de pelea, dijimos. Y efectivamente, no nos equivocamos. José
María Martorell volvía con esa casta suya, con ese gran pundonor y con su toreo
recio, estoico y puro que es su mejor bandera.
Manizales. Expectación en
Colombia y en todo el mundo taurino. En su plaza se encontrarían los dos
grandes capitanes del toreo. El diestro cordobés, sin curar de su herida
recibida el domingo anterior en la plaza de la capital mejicana y César con la
pasión desatada por sus partidarios.
El triunfo del torero
cordobés fue unánime, clamoroso. El del venezolano, también. Por ello
comenzamos este comentario diciendo: ¿estará Martorell dispuesto a dar la
batalla a César Girón? Mucho nos alegraríamos de que así fuera, porque ello
puede redundar en una competencia que beneficiaría grandemente a la fiesta.
Competencia o lo que es igual, plazas abarrotadas. Y todos tan contentos.
Curro Girón, portada del N. 7 de la revista "La Tienta" Año 1955 |
"El Redondel" Radio Hospitalet. Emisión 29 de enero de 1955
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