Barcelona, 6
de agosto de 1953
Rotundo y definitivo éxito
ha sido el alcanzado por el grandioso rejoneador Ángel Peralta en esta nueva actuación
en la Ciudad Condal, con un novillo de Dª Pilar Quintela.
Don Ángel tiene en su haber
el haber resucitado en Barcelona la pasión del toreo a caballo. Al influjo de
su nombre la plaza de Las Arenas ha venido registrando entradas desusadas en
corridas anteriores. Y es que Peralta, gran caballista y excelentísimo
rejoneador ha sabido despertar en torno a su aureolada personalidad, su simpatía
arrolladora y su gran dominio de tan difícil arte, un rosario de ovaciones que
han ido marcando honda huella a su paso por Barcelona.
Hoy, una vez más, ha vuelto
a cortar oreja como tributo de admiración de una multitud entregada al
rejoneador desde los primeros instantes. Decir que ha clavado rejones,
banderillas cortas y a dos manos entre el entusiasmo general y que ha hecho
gala de su perfecto dominio del caballo y su valor sin tacha, es repetir una
vez más el relato de sus actuaciones incopiables.
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Una hermosa imagen del toreo a la jineta. |
El caracoleo de sus jacas y
su perfecta doma causan la admiración del respetable. Las mayores ovaciones de
la tarde fueron para el gran rejoneador de La Puebla. El toreo a caballo en toda
la extensión de la palabra, reposadamente, sin alardes ficticios, sin
atropellamientos, llevando al novillo como pegado a la cola de sus cabalgaduras
en una lección de dominio, técnica y maestría. La plaza en olor de ovaciones le
obliga a dar la vuelta al ruedo con la oreja concedida.
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Peralta en una imagen con el novillo pié a tierra. |
Curro Fetén para Toros y
Deportes. 6-8-53